Hoy hace un año que la gira OT llegaba a Zaragoza. Para algunos nos bastaba con una mochila bien preparada en la que no faltaran la manta y el paraguas puesto que la mañana amaneció lluviosa, para otros la mochila dejaba paso a la maleta de fin de semana. En tren, bus, coche o avión ningún seguidor de Daniel Zueras quería perderse la cita en el Pabellón Príncipe Felipe de Zaragoza ni el reencuentro del maño con su tierra y la gente que tanto le había apoyado durante su permanencia en el concurso.
Fue una noche muy intensa, besos, abrazos, presentaciones, el primer punto de encuentro de todos los seguidores de Daniel, donde pudimos disfrutar de su magnífica voz en cada una de sus interpretaciones, mención especial al “Adelante” tan particular y entrañable con el que nos sorprendió y a más de uno nos costó alguna que otra lagrimilla.
El grito de guerra de “Ese Dani ese Dani Eh” entonado casi al unísono por todo el Pabellón e impreso en unas camisetas negras de lo más originales, o el tropezón de Daniel que supo solventar a las mil maravillas, pero que ¡¡¡ menudo susto !!! fueron algunas de las anécdotas guardadas con cariño y que fueron transcurriendo a lo largo de la velada.
Aquella noche algunos tuvimos ocasión de saludar por primera vez a los seguidores más incondicionales de Daniel, Fernando y Chus, sus padres, que maravillados y entre firma de posters y fotos comentaban la gran aceptación de todo el público.
Terminado el concierto y con ese buen sabor de boca que nos dejó todo lo que pudimos ver y escuchar, decidimos continuar la fiesta y acercarnos a despedir a nuestro héroe de la noche a su Hotel de concentración. La espera se hizo corta pese al frío que hacía, recordando con los allí presentes todos los buenos momentos del concierto llegó el autobús que traía a los chicos, todos iban pasando, hasta que apareció Daniel con cara de cansado pero con una sonrisa que delataba lo orgulloso de su noche. Cogido de la mano de sus managers que tiraban de él intentó saludar emocionado y agradecido a todos los que allí estábamos hasta que desapareció por la puerta del Hotel.
Un año después seguimos mirando hacia "Adelante" por todos los discos que vendrán y todos los conciertos a los que iremos con nuestra mochila cargada con la misma ilusión que el primer día.
Fue una noche muy intensa, besos, abrazos, presentaciones, el primer punto de encuentro de todos los seguidores de Daniel, donde pudimos disfrutar de su magnífica voz en cada una de sus interpretaciones, mención especial al “Adelante” tan particular y entrañable con el que nos sorprendió y a más de uno nos costó alguna que otra lagrimilla.
El grito de guerra de “Ese Dani ese Dani Eh” entonado casi al unísono por todo el Pabellón e impreso en unas camisetas negras de lo más originales, o el tropezón de Daniel que supo solventar a las mil maravillas, pero que ¡¡¡ menudo susto !!! fueron algunas de las anécdotas guardadas con cariño y que fueron transcurriendo a lo largo de la velada.
Aquella noche algunos tuvimos ocasión de saludar por primera vez a los seguidores más incondicionales de Daniel, Fernando y Chus, sus padres, que maravillados y entre firma de posters y fotos comentaban la gran aceptación de todo el público.
Terminado el concierto y con ese buen sabor de boca que nos dejó todo lo que pudimos ver y escuchar, decidimos continuar la fiesta y acercarnos a despedir a nuestro héroe de la noche a su Hotel de concentración. La espera se hizo corta pese al frío que hacía, recordando con los allí presentes todos los buenos momentos del concierto llegó el autobús que traía a los chicos, todos iban pasando, hasta que apareció Daniel con cara de cansado pero con una sonrisa que delataba lo orgulloso de su noche. Cogido de la mano de sus managers que tiraban de él intentó saludar emocionado y agradecido a todos los que allí estábamos hasta que desapareció por la puerta del Hotel.
Un año después seguimos mirando hacia "Adelante" por todos los discos que vendrán y todos los conciertos a los que iremos con nuestra mochila cargada con la misma ilusión que el primer día.